Friday, January 27, 2017

Llamado

La Iglesia Episcopal de la Esperanza de las Familias Unides, Monroe, LA 
Esta semana—una semana de preparación para mi último semestre de enseñanza a tiempo completo—esta semana... se ha vuelto loco. Completamente loco. He pasado la semana lidiando con una crisis tras otra. 

Algunas de las crisis pertenecían a otros—como los estudiantes, que no se aconsejaron y matricularon en las clases en el otoño, y ahora estaban desesperados por entrar en clases ya completas con el fin de permanecer en el camíno de graduarse. 

Pero lo más difícil de la semana fue que la mayor y más difícil de las crisis—el huracán de una crisis que inició la semana—fue una crisis—de hecho—de mi propia creación. 

Usted ve, yo también no conseguí algo importante hecho antes del final del semestre de otoño. No pude solicitar renovaciones de fondos para varios estudiantes graduados de los cuales soy responsable. 

Así que tuve que hacer papeleo, encontrar dinero, y corregir mi error. Y me sentía como la profesora más incompetente para camínar por el planeta. 

Hermanos y hermanas, las historias que contamos acerca de nosotros mismos ... no son las historias que Dios cuenta sobre nosotros. 

Déjenme decirlo de nuevo: las historias que contamos acerca de nosotros mismos no son las mismas, de hecho, tienen poca semejanza con las historias que Dios cuenta sobre nosotros. 

El Señor me llamó antes de que yo naciera, dice Isaías, mientras yo estaba en el vientre de mi madre que él me nombró (Isaias 49:1-7, NRSV)

 Sí, tú, yo, todos nosotros. Fuimos nombrados por Dios ... ¡antes de que naciéramos! 

Nombrar es importante. Mi padre me llamó “Bette Jo.” Nuestro nombre, y quién nos nombró, es parte de nuestra historia humana. ¿Alguien aquí no sabe quién te nombró? ¿O de quién podría ser nombrado después? 

Adán Nombra a Los Animales


 Nombrar es un acto de amor. Y el nombre que Dios nos da en el vientre, es Amado y Elegido por Dios. 

La parte difícil es que Dios da ese nombre a todos los humanos. En el momento en que empezamos a pensar que somos más queridos que la persona siguiente, ese extraño allá, esa persona que usa estampillas de comida delante de nosotros en la tienda de comestibles, ese campesino con la tripa de la cerveza, ese maldito Demócrata, Republicano o lo que sea ... Es cuando ya nos hemos olvidado de quién.. y de quién somos. 

Y digo eso como una persona que lo olvida ... todo el tiempo. 

Isaías continúa contándonos más sobre quiénes somos. Dios le dice a Isaías: Tú eres mi siervo ... en quien seré glorificado. 

Así que no somos sólo el Amado de Dios. Somos los siervos amados de Dios. Tenemos trabajo que hacer. ¡No nos pusieron aquí sólo para disfrutar de la luz del amor de Dios! ¿Cómo podríamos? ¿Cómo podríamos responder a ese amor sin hacer nada? 

Cuando verdaderamente entendemos y aceptemos quiénes somos - siervos amados de Dios - cuando eso resuena en nuestro corazón, mente y alma; cuando reclamamos ese nombre, responderemos al mundo ya todos en él con amor, bondad y generosidad. A la luz de tal don, tal gracia no merecida y completa, no podemos hacer otra cosa.

En el nombre de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, AMEN
 

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